CAPITULO 7
LIMPIANDO SU CONCIENCIA
Los días iban pasando. Piero cada día se levantaba con una sonrisa y de muy buen humor, ya que sabía que en el instituto iba a poder ver y estar libremente con Alessandra.
Había días que Alessandra después de las clases no podía quedar con Piero, ya que tenía que ir pronto para casa para poder ayudar a su padre en el invernadero. A ella no la importaba, la gustaban mucho las plantas y como quería dedicarse en un futuro a ser bióloga como su padre, pues estaba encantada de ayudar y de aprender cosas nuevas. Al que no le hacía mucha gracia era a Piero, no entendía porque Alessandra prefería ir ayudar a su padre en vez de estar con él. Aunque Piero no la decía que no le gustaba, ella se lo imaginaba y por eso intentaba quedar tres veces por semana, aunque Piero quería quedar todos los días, se conformó.
Los días que Piero no podía estar con Alessandra después de clases, se dedicaba a salir con su amiga Greta. Al principio eran quedadas en plan amigos, pero poco a poco Greta empezó a sentir algo por Piero.
Greta sabía que Piero estaba saliendo con Alessandra, pero la daba igual. Ella solo quería estar cerca de él.
Una tarde después de las clases, Piero la dijo a Greta si la apetecía ir a tomar algo, Greta sin pensárselo le dijo que si.
Cuando llegaron a la cafetería, Greta no aguantó más y le confesó a Piero todo lo que sentía por él. Piero no sabía que decir, se había quedado sin habla. entonces Greta se acercó a él y le beso, Piero le correspondió el beso.
A partir de ese momento Greta sintió la necesidad de tener a Piero para ella sola, aunque tendría que conseguir que Piero dejara Alessandra.
Piero sabía que no estaba bien lo que había hecho, no había estado bien corresponder el beso de Greta, aunque en el fondo le gusto. Y como se sentía culpable, le compró un regalo Alessandra, (un vestido, unos zapatos y un colgante), esperaba que le gustase.
Para poder estar tranquilo y limpiar su conciencia, esa misma tarde, después de estar con Greta, se fue a ver Alessandra a su casa.
Cuando se vieron se dieron un abrazo y un beso, no se podían soltar.
-¡Menuda sorpresa!-dijo Alessandra.
- Estaba tomando algo con un amigo en Tutité y vi este vestido y me apeteció comprártelo, también unos zapatos y un colgante. -dijo Piero.
- No hacía falta que me comprases nada. -dijo Alessandra.
- Bueno me apetecía.-Dijo Piero.
Estuvieron hablando sobre plantas y después de un ratito Piero se despidió de Alessandra diciendo: -¡Buenas noches! te veré mañana en el instituto.
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