CAPÍTULO 8: EL LUGAR SECRETO

CAPÍTULO 8

EL LUGAR SECRETO

Cuando Piero llegó a su casa, se fue a meditar.

                        

Quería reflexionar sobre lo ocurrido con Greta. Una vez que terminó de meditar y de tener sus pensamientos en orden, se fue a dormir.

Mientras tanto Alessandra, estaba en su casa pensando en lo cariñoso y detallista que había sido Piero con ella, mientras se probaba todo lo que la había regalado.

                                

Al día siguiente Piero y Alessandra habían quedado para ir después de las clases a la playa. Tanto Alessandra cono Piero querían pasar el máximo de tiempo posible juntos y a solas, ya que en el instituto siempre estaban acompañados de sus amigos.

                      

Pasaron la tarde dándose chapuzones en el agua.

                      

                         

Haciendo esculturas de arena.

                          

Y lo que más le gustaba Alessandra hacer, buscar tesoros por la arena.

                       

Estuvieron un buen rato buscando para solo encontrar unas conchas que Alessandra guardo.

Después de estar en la playa, se fueron a cenar a la hamburguesería .

             

Piero no podía dejar de mirar Alessandra y por supuesto Alessandra tampoco podía dejar de mirar a Piero. Y entre miraditas siempre se daban algún beso.

Durante la cena Alessandra le contó a Piero que sus padres habían planeado ir de acampada el próximo fin de semana. A ella la hacía mucho ilusión ir, ya que desde pequeña sus padres la habían inculcado el amor por la naturaleza y hacía mucho tiempo de que no iban a disfrutar del aire puro del bosque. Cuando terminó de contarle, Alessandra le preguntó:

- ¿Quieres venir con nosotros este fin de semana? - dijo Alessandra.

- Gracias, pero no puedo, le prometí a mi hermana que la llevaría al cine y a la feria. -dijo Piero.

- Oooh! Vale! pues si eso en otra ocasión. - dijo Alessandra.

                    

- Me gustaría conocer a tu hermana.- dijo Alessandra.

- Pues si quieres otro día podíamos ir los tres a la playa y a cenar, - le propuso Piero.

- Si estaría bien. - contesto Alessandra.

- Además mi hermana también esta deseando conocerte. -dijo Piero.

            

Después de cenar se fueron dando un paseo cogidos de la mano. Como siempre, Piero acompaño Alessandra a su casa. 

              

Piero cuando la dio las buenas noches y la deseó que pasase un buen fin de semana, se dio media vuelta y se fue.

De camino a casa, Piero cogió el móvil y vio que tenía un par de mensajes de Greta. Este no dudo ni un segundo y la llamó. Era un poco tarde, pero seguro que estaría despierta. Y efectivamente, Greta contesto a la llamada.

             

Tuvieron una breve conversación. Cuando terminaron de hablar, Piero todavía no había llegado a su casa, así que se dio media vuelta y se fue a donde había quedado con Greta.

Habían quedado en un lugar apartado, así nadie les podría ver.